Nuestra pedagogía

Cuidar de los niños y niñas para que su potencial germine y se desarrolle a través de un acompañamiento consciente y amoroso.

La semilla es esa pequeña estructura que contiene el embrión de la vida de un ser: su propósito es cuidar de la vida que contiene. Una vez las condiciones del ambiente son las adecuadas, se despliega toda la información que trae para que germine, se desarrolle y vuelva a ser semilla, continuando con el flujo de la vida y aportando su ser a su entorno, la comunidad, al planeta entero. Los niños y niñas son como las semillas, tienen dentro de sí todo lo necesario para crecer y desarrollar su potencial plenamente. Lo que necesitan es un acompañamiento consciente y cuidadoso, en un ambiente bien nutrido y con las condiciones adecuadas, para que su habilidad innata de aprender, su amor por la vida y su potencial humano, se exprese y desarrolle libremente.

Ofrecemos un camino artístico poderoso donde se confluyen diferentes disciplinas, artes, oficios y saberes. Interactuamos y creamos a partir del arte, del movimiento, de la música y de la literatura. 

  • La semilla es en sí misma un acuerdo con la vida. La semilla es inagotable. En ella está el conocimiento para desarrollarse y volver a ser semilla. En ella la vida se regenera y continúa. La semilla es un maravilloso ejemplo del cuidado de la vida, por ello esta educación para el cuidado de la semilla busca recordarnos que vinimos, desde el lugar que a cada uno le corresponde, a cuidar para que la vida continúe. Este acuerdo con la vida es el que queremos entregar a los niños y niñas . Para ello tenemos 3 principios fundamentales, los cuales en cada momento orientan el caminar de los niños y niñas y de nosotros como sus acompañantes: cuidar de nosotros mismos, cuidar de los demás y cuidar del territorio que habitamos.

  • Cuidar de los niños y niñas para que su potencial germine y se desarrolle requiere un acompañamiento consciente y amoroso. Nuestra pedagogía empieza escuchando y observando esos diferentes lenguajes a través de los cuales los niños se expresan, para entender sus necesidades, y permitirles elegir y desarrollar sus intereses. Asimismo, entiende que cada ser tiene su propio ritmo, de manera que implica un acompañamiento sin afán que respeta el proceso interno de cada uno, en el cual es posible cometer errores y aprender de ellos.

    Esta forma de acompañar permite espacios cotidianos para realizar ejercicios de autoconocimiento en los cuales cada niño y niña va profundizando en la comprensión de sus fortalezas y cualidades, y así mismo va entendiendo qué le cuesta trabajo y en qué puede mejorar. En este proceso va creciendo el vocabulario y el conocimiento en el mundo emocional, permitiéndose evolucionar en la manera de entender, expresar y resolver lo que siente.

    Esto, acompañado de un lenguaje respetuoso, afectuoso e incluyente, es la posibilidad para que los niños y niñas se sientan valorados, aceptados, y crezca así su confianza y su potencial.

  • Pedagogía en la naturaleza, en un espacio vivo que favorece el desarrollo de los sentidos, del movimiento, despierta la curiosidad, el interés por observar, descubrir, explorar, tomar riesgos y vivir aventuras.

    Los niños y niñas necesitan de una tierra fértil, bien abonada, en la que puedan desarrollarse.

    Por ello nuestra propuesta es una pedagogía en la naturaleza. La naturaleza nos brinda un espacio vivo que favorece el desarrollo de los sentidos, del movimiento, despierta la curiosidad, el interés por observar, descubrir, explorar, tomar riesgos, vivir aventuras, permite la conexión con nosotros mismos y en este constante contacto natural ampliamos la empatía hacia las demás formas de vida. El juego libre y espontáneo en la naturaleza, con materiales no estructurados, nos ayuda en el desarrollo de la capacidad de crear símbolos e imaginar.

    La naturaleza del territorio es nuestra gran maestra y fuente de conocimiento. Los animales, las plantas, los ciclos de la vida, crean en nosotros inquietudes y preguntas apasionantes, que nutren y dan forma a nuestros proyectos con los cuales entendemos, de manera práctica y creativa, los elementos que componen la vida del lugar.

    Asimismo, esta tierra fértil es un ambiente preparado, un espacio con límites y acuerdos construidos colectivamente basados en el cuidado de la vida, los cuales nos permiten vivir en comunidad, servir para ella, aprender a trabajar en equipo, y desarrollar la autonomía, la libertad y la responsabilidad. Es un escenario en el que se usa la palabra y el diálogo de manera respetuosa, en el que se toman decisiones colectivas y es posible la resolución de conflictos.

    Es un espacio vivo, que estimula la pasión por aprender, el cual constantemente se está nutriendo según los intereses que los niños van manifestando, con variedad de artes, oficios y saberes, como la música, la literatura oral, la escritura creativa, la pintura, la alfarería, el tejido, la carpintería, la agricultura, la gastronomía y la construcción, con los cuales los niños y niñas pueden conectarse, expresarse y profundizar en sí mismos y en el conocimiento. La exploración en estas formas de hacer, siempre trae obstáculos y dificultades al camino, los cuales resultan en desafíos maravillosos que los niños aprenden a resolver.

    Una educación en la naturaleza y en un ambiente preparado, asegura que el conocimiento y los aprendizajes se adquieran a partir de la experiencia práctica y concreta sobre aquello que se está aprendiendo.